Llorar es fácil
comparado
con reír.
La muerte es dócil
cuando
ha bebido
whisky.
Pero solo, con una cerveza
y con un porro,
y la certeza
de
que hay más
por llorar
que
por reír.
Más por lo que
morir
que
por lo que rezar.
Solo con cerveza y porro
merece vivir
este
constante
grito de socorro.
A veces necesito amarlos.
Estos días
de otoño
y alergias
de primavera.
Me blanquearía
los dientes
si fuese
a enseñarlos
algún
día.
Pero
prefiero los que tengo.
Amarillentos.
Sangrientos.
Sonrojados por el alma
y manchados
por el tabaco.
Ebrios
por el dolor
y
agresivos por el ardor
de tus besos
y por el Tabasco
aquella vez
que comimos mexicano.
Húmedos y acongojados
por una libertad
que día
tras día
Sin lograr devorar,
Han ayunado.
Quiero ser un
anciano.
Quiero pescar atún
Y fumar puro
habano.
Quiero que sea
horroroso.
Quiero que mi cara muera
y quiero
poder contar con los dedos de una
mano
los días humanos
que me quedan
hasta besar
el foso.
Bien profundo.
Con cerveza
Y porros.
buen poema, saludos
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Gracias por pasarte 😉 un saludo
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Quieres ser tú, espontáneo, libre, vivir como te place sin nada qué arrepentirse, pero se siente un poco de dolor escondido en medio de todo, por tanto lo ocultas con cerveza y porro. Es lo que creo, sin ánimo de interferir en tu poema que cautivó mi atención por lo real y transparente de lo que entregas.
Saludos cordiales.
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Son analgésico para vivir… Un saludo!
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Entiendo. Saludos!
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